I
habla la abuela a su nieta:
-sabés, a veces, simplemente, me siento a beber
para perder la lucidez. no es un capricho
ni una costumbre.
ni ganas de joder.
ni un problema.
II
¿sabés? sólo bebo y pierdo la lucidez.
como si renegara
¿entendés? de lo que nos hace
intrínsecamente humanos.
como si durante unas horas
me atara los pulgares al resto de los dedos,
inmovilizándolos, para ver qué se siente.
lo mismo con esa estúpida lucidez,
tan insistente, recordándolo todo, todo el tiempo.
III
-¿abuela?
IV
-qué.
V
-yo también.